Decretos para el Medioevo Digital (2025) articula tensiones entre identidad, justicia y tecnología en el marco de la era algorítmica. La pieza se construye a partir de un único autorretrato tipo carnet, sometido a 49 variaciones generadas con inteligencia artificial sin indicación específica, lo que introduce un componente de delegación tecnológica y azar en la representación del yo. Las transformaciones oscilan entre leves alteraciones de rasgos y otras mutaciones radicales de género, tez o complexión, revelando cómo la identidad se vuelve inestable en el territorio virtual. Estas imágenes animadas se acompañan de una lectura mecánica de 49 decretos ficticios, escritos en clave jurídica, poética y medieval. Los decretos que se proponen recorren un amplio espectro de problemáticas; desde la gestión de datos y acceso a información, hasta el impacto cotidiano de las tecnologías en nuestra percepción del mundo. Por otro lado, el concepto de medioevo digital se propone como metáfora de nuestro presente tecnológico, en el que conviven avances vertiginosos con nuevas formas de “oscuridad”, jerarquía y dependencia. Hablar de medioevo digital es, por tanto, reconocernos en una época de transición e incertidumbre, donde lo antiguo y futurista se entrelazan. Así, la obra propone un autorretrato expandido y colectivo que interpela al espectador a identificar los desafíos que la era del código y las IAs plantea, al mismo tiempo que se enuncia un horizonte a la vez utópico y distópico respecto de estos temas.